El Aluminio
El
aluminio es el tercer elemento más común encontrado en la corteza
terrestre. Los compuestos de aluminio forman el 8% de la corteza de la tierra y
se encuentran presentes en la mayoría de las rocas, de la vegetación y de los
animales.
El
aluminio puro es un metal suave, blanco y de peso ligero. Al ser mezclado con
otros materiales como: silicón, cromo, tungsteno, manganeso,
níquel, zinc, cobre, magnesio, titanio, circonio, hierro, litio, estaño y boro,
se producen una serie de aleaciones con propiedades específicas que se pueden
aplicar para propósitos diferentes.
El
aluminio puede ser fuerte, ligero, dúctil y maleable. Es un excelente
conductor del calor y de la electricidad; el valor de su densidad es de 2.7 y
las temperaturas de fusión y ebullición son de 660° C y 2.467° C,
respectivamente. No se altera en contacto con el aire ni se descompone en presencia
de agua, debido a que su superficie queda recubierta por una fina capa de óxido
que lo protege del medio. Sin embargo, su reactividad con otros elementos es
elevada: al entrar en contacto con oxígeno produce una reacción de combustión
que origina una gran cantidad de calor, y al combinarse con halógenos y azufre
da lugar a la formación de haluros y sulfuros. -
Una de las mayores ventajas del aluminio es
que puede ser reciclado una y otra vez sin peder su calidad ni sus propiedades.
Constantes Físicas
y Químicas del .Aluminio
Peso
atómico
|
26,9
|
Punto
de fusión
|
660ºC
|
Punto
de ebullición
|
2.467ºC
|
Gravedad
especifica
|
2,7
g/ml
|
Estructura
cristalina
|
Red
cubica centrada en las caras
|
Radio
atómico
|
1,43
A
|
Valencia
|
3
|
Configuración
electrónica
|
1s²2s²2p^63s²3p^1
|
El
aluminio es el metal, de uso común, más recientemente descubierto
(hace 28 años). Este metal sólo existe en la naturaleza en combinación con
otros materiales - silicatos y óxidos. Como éstos son muy estables, tomó varias
décadas para desarrollar métodos para obtener el aluminio en un estado
razonablemente puro.
Las
primeras civilizaciones utilizaban adobes ricos en aluminio para crear cerámica y sales de aluminio para hacer medicinas y colorantes.
En
1808, Sir Humphrey Davy de Gran Bretaña,
estableció la existencia del aluminio y le dio su nombre. En 1821, P. Berthier,
de Francia, descubrió un material duro, rojizo y parecido a la arcilla que
contenía 52% de óxido de aluminio, cerca de la villa de Les Beaux , al sur de
Francia. El lo llamó bauxita, el más común de los minerales de aluminio. No
obstante, el elemento no fue aislado como tal hasta que, en 1825, el danés Hans
Christian Oersted redujo cloruro a lumínico con una amalgama de potasio.
Posteriormente, otros químicos realizaron diferentes experimentos para estudiar
las propiedades del metal; destaca Freidrich Wohler, alemán que en 1827
describió el proceso para producir aluminio como polvo haciendo reaccionar al
potasio con clorato de aluminio anhídrido. Este científico estableció, también,
la densidad específica del aluminio y una de sus propiedades únicas: la
ligereza.
En
1854, el francés Henri Saint-Claire de Ville mejoró el método de
Wohler para crear el primer proceso comercial. El metal era más caro que el oro
o el platino. En la exposición internacional celebrada en París en 1855, se
mostraron al público cuatro grandes bloques de aluminio a los que no se daba
otra utilidad que la decoración. En 1885, Hamilton Y. Cassner (USA) mejoró el
proceso de de Ville con una producción anual de 15 toneladas.
Al año
siguiente, dos jóvenes y desconocidos científicos, Paul Louis Toussaint Héroult
(francés) y Charles Martin Hall (USA) trabajando de manera separada y sin
conocer el trabajo del otro, inventaron simultáneamente un nuevo proceso
electrolítico, que es la base para la producción actual del aluminio: el
proceso Hall-Héroult. Ellos descubrieron que si disolvían óxido de aluminio
(alúmina) en un baño de criolita fundida y pasaban una fuerte corriente
eléctrica a través de ésta, el aluminio fundido se depositaba en el fondo del recipiente.
1888.
se fundan las primeras compañías de aluminio en Francia, Suiza
y Estados Unidos.
1889.
Freidrick Bayer (Austria), hijo del fundador de la compañía química Bayer, inventó el proceso Bayer para la producción, en
gran escala, de alúmina a partir de la bauxita.
1900,
se producen anualmente 8,000 toneladas de aluminio. 1913, se producen
anualmente 65,000 toneladas de aluminio. 1920, se producen anualmente 128,000
toneladas de aluminio. 1938, se producen anualmente 537,000 toneladas de
aluminio. 1946, se producen anualmente 681,000 toneladas de aluminio. 1997, se
producen anualmente 22, 000,000 toneladas de aluminio.
El
aluminio sólo se ha producido comercialmente durante 144 años,
esto indica que es un metal muy joven. El hombre ha usado bronce, plomo y
estaño por miles de años; a pesar de esto, el aluminio los ha ido reemplazando
poco a poco.
De la
Bauxita
Existen
numerosos depósitos de bauxita principalmente en la zona tropical
y subtropical del mundo y también en Europa. Forman estratos o bolsas que se
encuentran generalmente a 12 metros o más abajo del suelo o de una cubierta de
vegetación. La clase de bauxita comercial debe de contener al menos 40% de
óxido de aluminio. La bauxita es generalmente extraída por una mina de tiro
abierto. La cubierta se quita, se remueve la bauxita y se transporta a la refinería.
Una vez que la extracción haya sido terminada, la capa del suelo y la
vegetación se reemplazan. En Brasil y Australia, por ejemplo, hay programas de
plantación y conservación que ayudan a la vegetación a regenerarse por sí
misma.
Dos
de tres toneladas de bauxita son requeridas para producir una tonelada de alúmina dependiendo de la clase de bauxita.
Alúmina
La bauxita es refinada en alúmina usando el proceso Bayer.
La bauxita se lava y se disuelve en sosa cáustica (hidróxido de sodio) a una presión y temperatura alta. El
resultado es un licor que contiene una solución de aluminato de sodio y
residuos de bauxita sin disolver que contienen hierro, silicio y titanio. Estos
residuos se hunden gradualmente hasta el fondo del tanque y son removidos. Son
comúnmente conocidos como "barro rojo".
La
solución clara de aluminato de sodio es bombeada a un
tanque muy grande llamado precipitado. Las partículas finas de alúmina son
agregadas para despepitar la precipitación de partículas de alúmina puras mientras
que el licor se enfría. Las partículas se hunden hasta el fondo del tanque y
son removidas y luego se pasan a un calcinador rotador o fluidizador a 1100°C
para apartar el agua que está combinada. El resultado es un polvo blanco,
alúmina pura. La sosa cáustica se regresa el principio del proceso y se vuelve
a utilizar.
Dos
toneladas de alúmina se requieren para producir una tonelada de
aluminio.
La
base de todas las plantas fundidoras de aluminio primario es el proceso Hall-Héroult, inventado en 1886. La alúmina se disuelve mediante un baño
electrolítico de criolita fundida (fluoruro alumínico sódico) en un recipiente
de hierro revestido de carbón o grafito conocido como "crisol". Una
corriente eléctrica se pasa por el electrolito a un bajo voltaje pero con una
corriente muy alta generalmente 150,000 amps. La comente eléctrica fluye entre
el ánodo (positivo) de carbono hecho del coque de petróleo y brea, y un cátodo
(negativo) formado por un recubrimiento de carbón grueso o grafito del crisol.
El
aluminio fundido es depositado en el fondo del crisol y se revuelve periódicamente, se lleva a un horno, de vez en cuando se mezcla a una
aleación especificada, se limpia y generalmente se funde.
Un
fundidor de aluminio típico consiste de alrededor de 300
crisoles. Estos producirían como 125,000 toneladas de aluminio anualmente. Sin
embargo, algunos de las fundidoras de la última generación producen entre
350mil y 400 mil toneladas.
En
promedio alrededor del mundo toma 15.7 kW/hr. Para producir un kilogramo de
aluminio de la alúmina. Mejoramientos en los diseños y procesos han
reducido progresivamente este aspecto de 21 kW/hr de los años cincuenta.
El
aluminio se forma a cerca de 900°C pero una vez que se ha formado
tiene un punto de fusión de solo 660°C. En algunas fundidoras este ahorro de
calor es utilizado para fundir metal reciclado que luego es mezclado con el
metal nuevo.
El
metal reciclado requiere solo 5% de la energía
necesaria para producir el metal nuevo. Mezclar metal reciclado con un nuevo
metal permite ahorrar energía considerablemente así como el uso eficiente del calor
procesado. No hay diferencia entre el metal primario y el metal reciclado en
términos de calidad y propiedades.
Fundir
el aluminio requiere de intensa energía
que es por lo que fundidoras mundiales están localizados en áreas dónde tienen
acceso a un recurso de energía abundante (hidroeléctricas, gas natural, carbón
y nuclear). Muchas localidades son remotas y la electricidad es generada
específicamente para las plantas de aluminio.
El
proceso de fundición es continuo. Un horno no se
para y se vuelve a poner en funcionamiento con facilidad. Si la producción es
interrumpida por una falta de energía de más de 4 horas, el metal en los
crisoles se solidificará, requiriendo un proceso de reconstrucción con un alto
costo.
La mayoría
de los hornos produce aluminio del 99.7% de pureza que es aceptable para la
mayoría de las aplicaciones. Sin embargo, el aluminio muy puro de 99.99% es
utilizado para aplicaciones especiales, generalmente aquellas dónde la alta
ductilidad y conductividad es requerida. El margen de diferencia en pureza del
aluminio da cambios significantes en las propiedades del metal.
SOLDADURA DEL ALUMINIO
El número y variedad de los conjuntos de piezas soldadas de aluminio
aumenta constantemente, y las personas que han trabajado en el perfeccionamiento
de las técnicas y equipos para su soldadura, encontrarán que esto es muy
satisfactorio, ya que muchas de las estructuras que ahora se unen, eran consideradas
anteriormente como imposibles de soldar.
Actualmente
no existen límites prácticos para el tamaño o espesores de
aluminio que se pueden emplear, pues, per ejemplo, las chapas para aparatos de
energía nuclear se han soldado hasta con espesores de 150 mm. MAQUINAS Y
PROCEDIMIENTOS
PARA SOLDADURA
Se ha
hecho un estudio muy completo de las características
del arco en el procedimiento de soldadura por arco auto-regulable, y ha
demostrado que solamente puede trabajarse entre ciertos límites de las
variables que influyen en el trabajo práctico, pues, fuera de los mismos
aparecen algunos defectos en la soldadura. Si se emplean intensidades y
velocidades del alambre reducidas, el
metal se transfiere en glóbulos intermitentes; en el estado
«deficiente» de alimentación de alambre producido por velocidades elevadas e intensidades
mayores de 350 amp, se producen defectos serios en la soldadura, llamados «plegaduras»,
y en casos extremos pueden producirse cavidades internas más graves llamadas
«túneles». Estos defectos están producidos por el arrastre de películas gruesas
de óxido por turbulencia.
En
los últimos años se ha prestado una gran atención al
generador más apropiado para el procedimiento de soldadura por arco
auto-regulable, y se cree que algunos tipos de aparatos existentes que tienen
características inclinadas presentan
grandes inconvenientes para muchas aplicaciones, ya que al disminuir la
intensidad también baja el voltaje, dando un arco inestable, quemaduras y otros
defectos. Los fabricantes de aparatos e investigadores privados han realizado
una gran labor sobre este asunto. Ahora aparece muy claro que para la mayoría
de las aplicaciones, es más adecuado para las exigencias de la soldadura del
aluminio, un generador de potencial constante, o sea que tenga característica
«plana» y «estable», careciendo de las desventajas de las aparatos corrientes.
Se ha conseguido una mejora al descubrir una fuente
de fuerza con característica creciente, que está llamada a producir corrientes
más apropiadas para la soldadura. Este equipo llamado, tiene diferentes
variantes, especialmente con respecto
al mando de alimentación del alambre. En la mayoría de los aparatos, los
rodillos de alimentación de alambre, están situados cerca del carrete y a
cierta distancia de la pistola para soldar y por consiguiente, los rodillos
tienen que empujar la varilla a través de la pistola. En el equipo push pull el
mando está situado realmente en la pistola y tira del alambre a través de la
misma, permitiendo el paso de éste, con diámetros mucho más finos. Esto permite
soldar chapas de aluminio de espesores más delgados que hasta ahora siendo
posible unir materiales de 1 ,5 mm de espesor a grandes velocidades.
Con
generadores de corriente adecuados pueden obtenerse cordones de soldadura
satisfactorios sobre materiales de 3 mm de espesor. Sería una ventaja considerable poder soldar materiales más delgados que
éstos, pues están comprendidos en la escala de los que se pueden unir con aparatos de arco en atmósfera protectora. En el laboratorio de aplicaciones especiales,
se hizo notar que estas técnicas habían sido ya tan perfeccionadas, que se
podía dar un cordón sobre una chapa, por soldadura por arco metálico en gas
inerte, sin que el calor afectase al reverso de la misma. El significado de
esto, es que los materiales con tratamiento térmico endurecidos mecánicamente, no tienen por qué
ablandarse necesariamente durante su soldadura, y esto podría tener una utilidad considerable para la construcción de estructuras, que con frecuencia se tienen que proyectar solamente, para la resistencia mecánica de aleación
recocida.
Al investigar sobre las características del procedimiento de
soldadura por arco de tungsteno (TIG), se ha descubierto el principio de
inyección de impulsos para cebar y conservar un buen arco, superponiéndole una
corriente de alta frecuencia, se considera gran interés, pues se consiguen soldaduras más seguras, limpias y fáciles de realizar.
Soldadura en gas inerte
La
soldadura eléctrica del aluminio puede efectuarse mediante
electrodos metálicos recubiertos, si bien está mucho más extendido en la
actualidad el procedimiento de soldadura eléctrica en atmósfera inerte, habitualmente
argón, que protege el metal fundido de la oxidación. No se utilizan
fundentes. En esta clase de soldadura se suele diferenciar entre la soldadura
con electrodo no consumible (procedimiento TIG) y la soldadura con electrodo
consumible, en el que el mismo electrodo constituye el metal de aportación
(procedimiento MIG).
La
soldadura en gas inerte supone el establecimiento de un arco eléctrico entre el electrodo y el metal a soldar, cuya temperatura es
muy superior a la de la llama oxiacetilénica. Por esta razón, la aportación
térmica está más concentrada que en el caso de la soldadura oxiacetilénica, y
por lo tanto la zona afectada térmicamente es más reducida. De esto se deduce
que la velocidad de soldadura en este caso es mayor, y que pueden soldarse
entre sí pie/as con espesores diferentes. Del hecho de que la zona afectada
térmicamente sea más restringida y de que el ciclo térmico calentamiento-enfriamiento
sea más breve, se deduce también que las transformaciones de fase sufridas por
el material de base por efecto de la operación de la soldadura, afecten a una
menor cantidad de material, y se efectúen además en un grado menor que en la
soldadura oxiacetilénica, con lo cual el peligro de agrietamiento en la zona
afectada es menor, y las propiedades di: las uniones son mejores. En la figura M
se reproduce la macro-grafía de una sección transversal de dos uniones
efectuadas en chapa de 4 muí. a izquierdas en atmósfera inerte y por
oxiacetilénica. Por esta razón, en la soldadura eléctrica en atmósfera inerte
es más fácil de observar
la regla general de utilizar como metal de aportación
el de composición química igual al del metal de base en el caso de soldar aleaciones de una cierta tendencia a la fisuración (Al-Zn-Mg, Al-Mg altas en Mg). Por otra
parte, la mayor concentración de calor que se logra mediante
soldadura en atmósfera inerte permite que las reparaciones de piezas moldeadas
puedan efectuarse con cierta frecuencia en frío, en vez de pre calentarlas como es el caso en el método de soldadura oxiacetilénica.
M derecha: Soldadura oxiacetilénica a tope
M izquierda: soldadura tig a tope
Preparación de las
piezas a soldar
Siempre
que sea posible, conviene soldar a tope y no a solape. Esta regla general es
especialmente aplicable al aluminio y sus aleaciones, porque, como luego se indicará, en este caso deben eliminarse totalmente los restos de fundente,
cuyo empleo es necesario Por esta razón también tienen que proyectarse las
uniones en la construcción de forma que sean accesibles por ambos lados una
vez efectuada la soldadura. En la figura 1 se indica a la izquierda la
situación correcta de la soldadura en diversas uniones y a la derecha las
incorrectas. Según (1).
La
preparación de los bordes es diferente, según sea el espesor
de las chapas; en todos los casos es necesario que los bordes estén limpios,
para lo que se emplean cepillos de púas o limas.
Hasta
espesores de 1 mm se puede soldar a tope, puestos en contacto los bordes, sin
metal de aportación.
Las
chapas hasta 1.5-2 mm de espesor se rebordean en su extremo, según se indica en la figura 2 a, y se sueldan sin aportar material. Sin
embargo, el operar de esta forma sólo es prudente en caso de que se trate de un
soldador bien experimentado, ya que en caso contrario es posible que no fundan totalmente los bordes y que se produzcan mordeduras en la unión, tal como se
indica en la figura 2 b.
Las chapas hasta 3 mm de espesor pueden
soldarse a tope por un solo lado, sin prepararon de los bordes, tal como se indica en figura 2 c. También sin achaflanar los
bordes pueden soldarse chapas de hasta 8 mm., para lo que se recomienda soldar
por ambos lados.
Para
espesores entre 8 y 12 mm. se achaflana en V, (fig. 2 d). Para espesores superiores a 12
mm. se preparan uniones en X o U (figuras 2 e y 2 f). Si las dos partes a unir tienen
diferente espesor, la más gruesa debe rebajarse
paulatinamente (fig. 2 g) al de la delgada. Es importante que la transición de
los espesores sea suave para evitar concentraciones locales de tensiones durante
e] servicio, como consecuencia de efectos de estrangula -miento de esfuerzos.
La
distancia entre las piezas en la raíz debe ser constante. El lograrlo
exige precauciones especiales, porque el coeficiente de dilatación térmica
del aluminio es elevado, y la contracción de solidificación lo es también.
Por efecto de ello, si las piezas se dispusieran
antes de la soldadura paralelamente, en el extremo opuesto a aquel en que se
empieza a soldar, las piezas quedarían solapadas, tal como se indica en la
figura 3 a. Por eso
en caso de soldar piezas sencillas, se recomienda disponerlas de forma que sus
bordes formen una línea divergente que compense los
efectos de dilatación y contracción originados por el ciclo térmico (fig. 3 b).
Si la distancia en la raíz inicial es d, en un punto que diste de éste l debe
ser aproximadamente
d + 2l/100 No pueden darse, sin embargo, a este particular datos más exactos, ya que la divergencia conveniente depende también
de la velocidad a que se suelda, debiendo ser mayor al soldar lentamente. Para
mantener las piezas en la posición conveniente se utilizan en ocasiones pinzas
de sujeción adecuadas.
Si
las chapas son finas por punteado, pueden disponerse de forma que la distancia
en la raíz sea constante. Los puntos en chapas de hasta 2
mm. y uniones a tope deben
distar entre sí de unos 40-50 mm.; serán pequeños para que al soldar las
piezas se fundan c incorporen al metal aportado. Antes de depositarlos deben calentarse uniformemente; las piezas.
Espesor de la capa en mm
|
1
- 2
|
3
- 4
|
5
– 6 – 7
|
8
– 9 – 10 - 12
|
Tamaño del soplete
|
0,5
- 1
|
1
- 2
|
4
- 6
|
9
– 14 - 20
|
Ø de la varilla de
Aporte
|
3
|
3
|
4
- 6
|
8
|
Distancia en la raíz
|
----
|
2
|
3
- 4
|
5
|
Tabla I
La distancia, de las piezas medida en la raíz del chaflán depende del espesor de la pieza, como se indica en la
tabla I.
LA LLAMA
De
las diversas llamas la más común es la oxiacetilénica. El
empleo del acetileno tiene las ventajas de su fácil regulación y de que, como
consecuencia de su elevado poder calorífico (14 Kcal/nf1 frente a
2,5 Kcal/nr1 para H,-Oo), concentra la zona de calentamiento más que
otras llamas. De éstas se emplean la de hidrógeno-oxígeno, propano-oxígeno y la
de gas de alumbrado-oxígeno, que, por su menor poder calorífico, resultan más
ventajosas para soldar chapas muy delgadas, de un espesor inferior a 1 mm., ya
que el peligro de agujerear las piezas es en este caso menor. No obstante, las
aleaciones aluminio-magnesio disuelven hidrógeno, daño lugar a uniones porosas,
caso de utilizar la llama hidrógeno-oxígeno.
La llama debe ser blanda, poco ruidosa, lo
que se logra empleando una presión de oxígeno inferior en
aproximadamente 0,2-0,4 atmósferas a la que se indica como adecuada para el
soplete que se esté utilizando. En ningún caso se debe utilizar para el
aluminio y sus aleaciones una llama oxidante, esto es, con exceso de
oxígeno; por el contrario, se recomienda trabajar con un ligero exceso de
acetileno. Una llama correctamente regulada para la soldadura del aluminio debe
presentar el aspecto que se indica en la figura 4. Esto es, el dardo (cono interior)
debe ser limpio y presentar un solo vértice; si es inquieta y presenta varios vértices es que la boquilla está sucia o averiada, en cuyo caso debe
limpiarse o repararse. A continuación del dardo debe presentarse el penacho con
una ligera coloración blanco-verdosa; su longitud debe ser 4-5 veces la del
dardo.
FUNDENTES
La
finalidad de los fundentes es la de evitar la incorporación a la unión soldada del óxido de aluminio. Se ha indicado anteriormente
que el aluminio fundido forma rápidamente en contacto con el aire una capa de ALO3,
cuya presencia impide una soldadura perfecta. La utilización de una llama
reductora no impide la formación del óxido; una agitación mecánica del baño
metálico dispersa la película de óxidos en pequeñas partículas que quedan
incorporadas en la soldadura, cuyas propiedades mecánicas quedan empeoradas
por este hecho. De ahí la necesidad de evitar la incorporación del óxido de
aluminio a la unión, y, por tanto, la de utilizar fundentes.
El
fundente debe ser capaz de fundir el óxido
de aluminio a la temperatura a que se trabaja; debe cumplir además otras condiciones
tales como que su densidad, disueltos ya los óxidos en él, sea menor que la del
me-, tal fundido para que flote sobre él, y que la temperatura a que actúe sea
aproximadamente de 50 a 100°C inferior a la de fusión del material de que se
trate. Esta última condición es la causa de que no haya un fundente único
perfecto para toda clase de aleaciones. No obstante, hay algunas composiciones
cuyo empleo general es bastante satisfactorio; concretamente las siguientes
(2):
28 a
32 % de cloruro sódico.
24 a 30 % de
cloruro potásico.
20 a 30 % de cloruro de litio.
10 a 20 % de
fluoruro sódico.
Existen
también en el comercio diversos fundentes cuya
utilización es recomendable para las aleaciones que se prescriben en caso de
tratarse de productos que ofrezcan garantías.
Las
aleaciones Al-Si ricas en silicio pueden soldarse sin el empleo de fundentes,
aun cuando se aconseja su utilización para evitar pérdidas en este
elemento.
De
ordinario el fundente se suministra como polvos; son higroscópicos, por lo que deben conservarse en recipientes bien cerrados, ya
que la humedad los estropea. Antes de emplearlos debe formarse una papilla
espesa con agua destilada; esta papilla no debe conservarse en recipientes
metálicos, ya que los ataca, ni mantenerse en contacto con el aluminio más
tiempo que el estrictamente necesario, por la misma razón. El fundente, ya
formada la papilla, se aplica con un pincel limpio a los bordes de las piezas a
unir y a las partes contiguas, y también a la varilla de aportación. Cuando se
suelda aluminio puro basta aplicar el fundente a la varilla de aportación.
Cuando
se sueldan chapas de un espesor superior a B mm., o se hacen cordones cortos
en piezas coladas, no es necesario preparar la papilla de fundente, sino que
el extremo de la varilla de aportación,
caliente, se lleva sobre el fundente en polvo, que queda adherido a aquélla.
Debe
tenerse muy en cuenta que los restos de los fundentes habitualmente utilizados
corroen al aluminio, por lo que deben eliminarse totalmente una vez efectuada
la soldadura, según se indicará posteriormente.
Esta medida es muy necesaria y no debe omitirse jamás.
Existen
fundentes denominados neutros, no corrosivos, cuyo empleo es aconsejable cuando
no sea posible por alguna razón efectuar satisfactoriamente la
limpieza de la soldadura una vez realizada ésta. Algunas varillas de
aportación contienen en su núcleo el fundente, que es siempre del tipo neutro.
Debe advertirse que los fundentes neutros son adecuados para las aleaciones
con un contenido de magnesio superior aproximadamente al 2 %.
EL MATERIAL DE
APORTACIÓN
La
aleación del material de aportación adecuado es
importante. Siempre que sea posible, debe aplicarse un material de aportación
de la misma composición que el metal de base. Esta circunstancia debe tenerse
muy en cuenta sobre todo cuando la unión debe someterse posteriormente a un
tratamiento superficial,
tal cuino el anodizado, ya que la respuesta de las diversas aleaciones a tal
tratamiento puede ser diferente; o cuando sea preciso tratar térmicamente la pieza soldada para lograr determinadas propiedades mecánicas,
ya que las condiciones del tratamiento, temperatura y ciclo térmico varían
según las aleaciones de que se trate. También la necesidad de que la unión
resista la corrosión que puede producirse por las condiciones a que esté
sometida durante su servicio puede hacer muy aconsejable, o incluso necesario,
utilizar un material de aporte de la misma composición química (aleaciones
Al-Mg exentas de cobre, como la L-332). La heterogeneidad química entre el
metal de base y el de aportación puede dar lugar a la formación de pares
electroquímicos.
Como
material de aportación para soldar e: aluminio sin
alear se utiliza aluminio de la misma calidad; las aleaciones no son adecuadas
con esta finalidad. Para evitar la corrosión ulterior de la unión soldada
interesa que la varilla de aportación esté exenta de cobre, cuya presencia se
reconoce mediante los ensayos a la gota, que anteriormente se han detallado.
Interesa que el metal depositado tenga un grano fino, por cuya razón se recomienda
martillear la unión una vez efectuada. Cuando esto no sea posible, conviene
utilizar como material de aportación aluminio con bajas adiciones de titanio
(hasta 0,30 por 100), ya que la presencia de este elemento afina el grano.
Aun
cuando como regla general debe utilizarse como material de aportación el de igual composición al del metal de base, en ocasiones
conviene recurrir a un material de aportación diferente, concretamente cuando
sea preciso que la unión posea una cierta capacidad de deformación que evite
el agrietamiento que puede producirse porque la sensibilidad a la fisuración
del metal de base sea elevada (caso de aleaciones muy resistentes, como L-315).
O también cuando interese que el material de aporte sea muy fluido y, por tanto,
llegue a sitios difícilmente accesibles a través de canales estrechos. La
aleación de utilización más extendida como material de aportación de aplicación general es la de base aluminio con 5 % de
silicio, por tener una temperatura de fusión baja, fluir fácilmente y presentar
una contracción de solidificación baja. También se recurre, sobre todo en piezas
moldeadas, a la aleación Al-Si de composición eutéctica, con aproximadamente
12 % Si.
El
aluminio no debe utilizarse como material de aportación para soldar las aleaciones, por ser su punto de fusión superior a
éstas. No deben tampoco utilizarse, en la medida de lo posible, aleaciones con
puntos de fusión mucho más bajos que el del metal o aleación de base, ya que en
este caso la unión puede tener las características de una pegadura, >• no
las de soldadura; éste es el inconveniente de la aleación con 12 % de silicio.
En
ocasiones se utiliza como material de aportación
recortes en forma de tiras alarga das extraídas de la misma chapa que se va a soldar;
en este caso la anchura de estas tiras debe ser dos veces el espesor de la
chapa.
precauciones generales para soldar
El
aluminio y sus aleaciones funden bruscamente por lo que es difícil para el operario saber cuándo se ha alcanzado la temperatura
necesaria. Por eso, para evitar que se perfore la chapa con el soplete debe
comprobarse por contacto con la varilla si el metal de base ha comenzado ya a
volverse blando, pastoso; después de cierta práctica se conoce el momento en
que las chapas han alcanzado la temperatura adecuada. También puede deducirse
que se ha alcanzado la temperatura para soldar en el hecho de que un poco por
debajo de ella el fundente que se ha aplicado ya funde y se extiende.
En la
tabla III se indica
el tamaño del soplete que debe utilizarse para cada
espesor. Prescindiendo del caso de piezas de pequeño espesor, hasta 1 mm., el
material a soldar debe precalentarse. Esto es debido a la gran conductividad
térmica del aluminio, que es causa de la eliminación del calor hacia las partes
más frías, con lo que la zona a unir no alcanza la temperatura necesaria para
que se lograra una verdadera soldadura. El precalentamiento de piezas moldeadas
se realiza por lo general en horno; para las piezas pequeñas bastan
temperaturas del orden de 250-300°, en tanto que las piezas grandes o de formas
complicadas, con secciones transversales de diversos espesores, se
precalientan hasta temperaturas de 300-400ºC. Algunas aleaciones son frágiles
en caliente, y por eso sólo deben moverse una vez frías.
Las
piezas forjadas generalmente se calientan con un gran soplete, describiendo
con él círculos concéntricos por encima de la zona a
soldar, que debe alcanzar una temperatura uniforme. Un calentamiento no
uniforme o excesivo en algunos puntos da origen a tensiones en el enfriamiento,
con el consiguiente peligro de fisuración.
La
temperatura a que se precalienta el material no debe ser demasiado alta, ya
que de ello puede deducirse una fragilización
de la aleación. Las aleaciones Al-Mg son sensibles a la fragilidad por
sobrecalentamiento. La L-333 lo es marcadamente, por lo que sólo puede soldarse
haciendo cordones sucesivos de corta longitud. En estos casos debe
pre-calentarse las piezas sólo justo a la temperatura necesaria para soldar. Se
recomienda el -aso de lápices termo colores para efectuar correctamente el
precalentamiento.
MÉTODO OPERATORIO
Es
muy importante la distancia a que debe mantenerse el soplete respecto a la pieza; en la figura 4 se indica la distancia correcta.
El procedimiento
normal para soldar aluminio y sus aleaciones en espesores de
hasta 12 mm. es a izquierdas, o sea el operario lleva el soplete en la mano
derecha y la varilla de aportación en la izquierda, desplazándoles de derecha a
izquierda. En ocasiones se recomienda para lograr una mejor penetración soldar en una sola pasada chapas de un espesor superior a 4 mm. en vertical
ascendente. Se suelda a derechas en chapa gruesas de aleaciones Al-Mg, ya que
de esta forma la zona de calentamiento es menor.
En la
figura 5 se indica comparativamente las características
operativas de los métodos de soldadura a derechas y a izquierdas (3).
Tanto
el soplete como la varilla han de desplazarse uniforme y regularmente. La punta
del soplete se dirige hacia la raíz del chaflán. Si la chapa es
delgada se desplaza el soplete en línea recta; en caso contrario, haciendo
movimiento pendular.
La varilla
debe introducirse en el baño fundido a breves intervalos y
uniformemente para obtener un cordón regular; la introducción de la varilla
enfría el baño, y de esta forma puede controlarse su temperatura. Al introducir
la varilla se debe retirar un poco el soplete.
A
medida que se va soldando la pieza, se eleva su temperatura; para evitar que se
taladre la chapa hay que soldar a mayor velocidad, para evitar así la acumulación del calor; conviene asimismo inclinar más fuertemente
el mechero.
Cuando
se interrumpe un cordón debe fundirse nuevamente su
terminación al continuar
soldando, ya que en caso contrario no se logra una buena unión de ambos trozos.
Por
lo demás deben seguirse las instrucciones operatorias
generales en soldadura en cuanto a eliminación de tensiones.
Cuando
la soldadura ha dado origen a una grieta,
los extremos de ésta deben redondearse taladrando en ellos la pieza, con lo
que se elimina el peligro del efecto de entalla; el resto de la grieta se
agranda para que pueda sanearse aportando material. Lo mismo se efectúa si han
aparecido poros en el metal depositado.
Tratamiento después de la soldadura
Una
vez terminada de efectuar la unión las piezas deben enfriarse
lentamente, en especial las aleaciones con tendencia al agrietamiento.
Deben
eliminarse totalmente los restos de escoria procedentes del fundente utilizado,
examinando cuidadosamente si se presentan en rincones u otros lugares en que
hayan quedado adheridos con preferencia. Se recomienda para ello utilizar una
solución de ácido nítrico al 10 %, que se aplicará en toda unión
soldada, posteriormente se enjuaga con agua abundantemente. Se seca posteriormente.
No se insistirá bastante en la necesidad de eliminar totalmente estos restos
de escorias, ya que en caso contrario se originan fenómenos de corrosión que
pueden deteriorar casi totalmente la unión.
Interesa que el tamaño de grano, el del material en la unión, sea pequeño, puesto que de
esta forma se logran las mejores propiedades mecánicas. Por esta razón las soldaduras
efectuadas en aluminio o en las aleaciones no bonificables se martillean con
golpes suaves aplicados uniformemente. Posteriormente deben calentarse con un
soplete a temperaturas de 300 a 400 para que recristalice el material que ha
quedado acre por efecto de la deformación en frío anterior, obteniéndose de
esta forma la estructura granular fina. También puede martillearse en caliente para lograr este
efecto. Este tratamiento térmico es además necesario para
eliminar las tensiones residuales que hayan podido originarse, que, caso de
estar precisamente en el material, lo hacen más sensible respecto al ataque
químico que pueden sufrir las piezas posteriormente durante el servicio. Las
aleaciones bonificables por lo general se someten a tratamiento térmico de
bonificación, una vez efectuada la unión, ya que por efecto del ciclo de
calentamiento enfriamiento que han experimentado durante la soldadura, pierden
sus propiedades mecánicas. En ocasiones se martillean después de este
tratamiento térmico, ya que de esta forma puede mejorarse en cierto modo la
ductilidad del material.